23 de octubre de 2012
Día del Periodista
Auditorio "Miguel Angel Pías" de la Dirección de Cultura
Discurso del presidente del Circulo de la Prensa de Paysandú, Enrique Julio Sánchez
Estimados colegas, autoridades presentes, señoras, señores, en nombre del Circulo de la Prensa de Paysandú tengo el honor de agradecerles muy especialmente vuestra presencia en nuestro acto, en el que celebramos nuestro día, un día común para el mundo probablemente, pero muy especial y pleno de significado para nosotros, vuestros periodistas.
Es que el 23 de octubre de 1815, el general José Artigas envió un oficio al Cabildo de Montevideo apoyando la publicación de Mateo Vidal –“Prospecto Oriental”- que calificó como una “herramienta fundamental” y exhortando a los cabildantes a promover la libertad de prensa en el territorio nacional. Esa fue, sin dudas, el verdadero nacimiento de la prensa nacional en Uruguay.
Ese reconocimiento fundacional que hizo Artigas, reafirmado por su interés por escribir en la publicación y asegurar su continuidad, motivó en años recientes la promulgación de la 16.154, que reconoce aquel día como el día del Periodista.
Y ahí estaremos los periodistas también, el 23 de octubre de 2015, celebrando el bicentenario de la prensa uruguaya. En nuestro caso, en la Meseta de Artigas, codo a codo con otros acontecimientos de primera relevancia del país. Porque las noticias, los periodistas y los medios de prensa somos contemporáneos desde siempre. Y donde hay uno, el otro también. No hay uno en realidad, sin el otro. Desde los dibujos de batallas de la antigüedad, desde los chasques cabalgando por la campaña criolla, desde los hombres y mujeres que supieron responder a la pasión de informar, de opinar sobre la realidad o de anticiparse a su tiempo e imaginar el futuro y las transformaciones que el ser humano podría alcanzar.
Y vaya si el hombre ha alcanzado transformaciones y logros. La tecnología, especialmente desde el siglo XX, nos ha llevado a la creación de medios comunitarios y particularmente de medios a partir de redes sociales, como Twitter, Facebook y recientemente Reddit.
Desde que Facebook y Twitter se convirtieron en herramientas claves para conseguir y distribuir información, los periodistas y las redacciones han tenido que hacer un acto de malabarismo: por un lado tienen que usar las redes sociales para involucrar a su audiencia de formas innovadoras e ingeniosas pero a la vez tienen que mantener la rigurosidad y las normas éticas propias del periodismo.
Lograr ese equilibrio ha sido difícil para muchos periodistas y varios han enfrentado graves consecuencias por decir lo que pensaban o lo que sabían en 140 caracteres o menos. Aquí en Paysandú también. No hay que olvidar que este año se dio un caso testigo, el que en primer término desemboco en un despido de una colega y posteriormente el mismo fue dirimido en la justicia, a favor del medio.
Eso lleva, tomando en cuenta ese caso, a quien es gestor de la información, si el medio para el que se trabaja o el periodista que la haya obtenido, escuchado o confirmado. Quizás pueda pensarse que es una discusión abierta, pero en verdad de lo que realmente se trata es que la tecnología provoca una interacción que transforma la manera de gestionar noticias, periodistas y medios. Hoy por hoy, falta incorporar a las redes sociales dentro de las prácticas periodísticas.
No es lo mismo, por cierto, gestionar cuentas de Twitter, Facebook o Reddit como periodista no corporativo, que como periodista contratado. Esa fue la gran diferencia en este caso que en Paysandú fue testigo y así fue consignado por la Justicia. Como periodistas, mas allá de la amistad entre colegas, debemos siempre y en primer lugar respetar la Justicia. No podemos tomar otro camino.
Pero estoy seguro, completamente seguro, que en un futuro cercano, habrá que establecer con claridad y contundencia los limites claros de los contratos de prensa. Habrá que resolver la gran cuestión si los periodistas debemos ser 24 horas dependientes de nuestros medios o si también podemos ejercer nuestra profesión aprovechando los beneficios que nos ofrecen precisamente Internet y medios de ella derivados. Las transformaciones llegaran y pronto. Hay que prepararse para ellas, pero respetando las reglas y la ética de hoy, de la cual no podemos ni debemos apartarnos.
Paysandú también ha sido caso testigo cuando la Justicia recientemente encontró culpable de difamación a un conductor de radio. Y la pena es privación de libertad, tal y como lo sostiene la ley 16.099, que fuera modificada –pero no derogada- por la ley 18.515. A los periodistas no nos gusta ver periodistas presos, de la manera que tampoco, tomando el caso anterior, nos gusta ver periodistas despedidos.
No obstante, hay que tener claro que defender. Porque el primer deber del periodista es publicar la verdad conocida y comprobada. Mañana esa verdad podrá modificarse por múltiples factores, pero el periodista jamás debe difundir hechos no comprobados. Y claramente, y tristemente, en este caso que nos ocupa, así como la propia Justicia (la máxima autoridad en nuestro país) lo ha determinado, se actuó con apresuramiento y las opiniones vertidas carecieron de la correspondiente certificación de hechos.
Hay siempre una actitud corporativa de apoyar y defender a nuestros pares, no obstante, como periodistas llega el momento en que primero la verdad, siempre la verdad. Al mismo tiempo, respetamos profundamente los estilos de cada colega y su libre albedrío, solamente limitado (como en este caso) por la acción de la Justicia. También respetamos a los directores de medios que incluyen en sus medios este tipo de propuestas, pues no somos quienes para referirnos a las propuestas que cada medio entiende apropiada. Todos estamos bajo la misma ley, y todos sabemos a que nos exponemos. Y todos cumplimos pena cuando faltamos a ella.
Si desde el Circulo de la Prensa de Paysandú reclamamos enérgicamente el cuidado y respeto de la integridad física de nuestro colega. Valoramos que por esa razón la Policía lo haya trasladado, y pedimos no se descuiden las medidas que preserven su vida. Rechazamos toda violencia y persecución contra nuestro colega. La justicia ha actuado, que ningún hombre se tome ahora el derecho a establecer por su cuenta otra justicia.
Finalmente, quiero referirme a algunos preocupantes signos que ponen en peligro la libertad de expresión. Este gobierno, cuyos principales protagonistas supieron luchar contra la dictadura en defensa de los valores principales del ser humano, uno de ellos la libre expresión, hoy acusan a los periodistas de “opositores” o nos llaman “nabos”. Y frecuentemente ejercen presiones, a veces sutiles y con la intención de usarnos como espejos para reflejar su propia imagen para confundir a la opinión publica y de alguna manera regenerarla a su gusto.
Pero no, no hay que confundirse tampoco. Los periodistas no estamos contra el presidente José Mujica ni ninguno de los principales actores de su gobierno. Y es que la intención de matar al mensajero viene desde el fondo de la historia. Contra eso si, contra eso si estamos en contra.
Cuando la madrastra de Blancanieves escucha lo que le dice el espejo mágico, recordándole que no es la más bella, lo hace añicos. Esta fue la manera incruenta con que los hermanos Grimm, en su cuento, mataron al mensajero.
Pero desde la Roma Imperial, por lo menos, cuando un mensajero traía una noticia que no le gustaba al Cesar, este lo mandaba matar.
En la Edad Media era costumbre azotar al mensajero portador de malas noticias, aunque ya no se le daba muerte.
Siempre hay gente que en lugar de afrontar la realidad, por dura que sea, y buscar soluciones a sus problemas se dedican a buscar a quien hacer responsable de su ira o frustración. Se quedan más tranquilos pero no arreglan nada, igual que los Cesares romanos después de matar al mensajero.
La libertad de expresión, por si alguien no lo tiene claro aun, es el cimiento en que se asientan las demás libertades políticas y económicas. No es posible pensar que sin la posibilidad de expresarse pública y libremente se podría votar libremente, o convocar a votar. Y mucho menos defender ideas, posiciones y partidos políticos. No llama la atención entonces que la primera libertad que el poder cercena es la libertad de expresión y, dentro de ella, la libertad de prensa.
Es simple –pero nada fácil porque se pone en juego la vida- defender la libertad de expresión en dictaduras de izquierda o derecha; pero es mucho más complejo en gobiernos democráticos que aunque lo proclaman, no respetan ni al periodismo libre ni a las minorías representativas. Hoy esta naciendo la “verdad oficial”, el ejercicio autocratico de la información.
Corresponde a los periodistas combatir este estado de situación. Tan débiles como somos. Porque el periodista es una de las muy pocas profesiones en el mundo que necesita de un trabajo por contrato o autogestión para ser realmente periodista. Las universidades forman licenciados en ciencias de la comunicación.
Pero los periodistas somos aquellos que trabajamos como tales. Y nuestra autoridad cesa cuando dejamos de tener empleo como tales.
Aun así, somos quienes brindamos cada día la verdad conocida al público y quienes podemos incidir en la formación o transformación de la opinión publica.
Y del mismo modo, somos quienes tenemos la obligación de convocar al resto de la sociedad en la defensa de una de las libertades esenciales, la de expresión.
Hoy, a 197 años de la fundación de la prensa uruguaya, nos une la misma pasión que entonces. Somos periodistas, locos, casi obsesivos. Porque sabemos que como dijo García Márquez, el periodismo es el mejor oficio del mundo. Al menos, claro, para nosotros, los periodistas. Muchas gracias.