jueves, 29 de octubre de 2009

Mensaje y fotos del Día del Periodista




A continuación, el mensaje del Círculo de la Prensa de Paysandú leído por su presidenta, Carol Guilleminot, durante el acto del Día del Periodista realizado en Plaza Artigas el 23 de octubre de 2009.





Hoy 23 de octubre, Día del Periodista los convocamos y nos convocamos en este lugar siguiendo una tradición instaurada desde hace ya algunos años y que implica hacer un alto en la tarea diaria para que-- en vez de mirar a los otros y sus circunstancias circundantes--, volquemos la mirada en nosotros mismos y nuestras propias circunstancias.

El periodismo es un oficio apasionante –el mejor del mundo, según la definición de Gabriel García Márquez—pero a la vez una tarea agotadora, que insume el esfuerzo del día a día en la próxima edición o la próxima salida al aire, sabiendo que al día siguiente habrá que empezar nuevamente desde cero.

En este sentido, la afirmación de Heráclito en cuanto a que “nadie se baña dos veces en el mismo río” nos calza justo a los periodistas, puesto que de alguna manera estamos volcando al río de la historia el relato del día a día.
Cómo es fácil darse cuenta, la tarea es ambiciosa y no está exenta de las más diversas dificultades.

Aún así, Uruguay es un lugar privilegiado para el ejercicio del periodismo.
Un reciente informe de “Reporteros Sin Fronteras”-- que analiza diferentes indicadores como vigencia de leyes a favor del ejercicio de la profesión, los abusos de autoridad o intentos de censura-- señala que nuestro país se encuentra entre los mejores del continente para el desarrollo de esta actividad siendo superado sólo por Canadá, Estados Unidos, Jamaica y Trinidad y Tobago.
“La costumbre del pluralismo, la democratización del paisaje mediático y, a veces, el descenso de algunos abusos de autoridad y otros intentos de censura justifican la muy buena clasificación de Uruguay (29º), que están en pie de igualdad con muchos países europeos. Uruguay incluso le quita a Costa Rica (30º) el puesto de país latinoamericano mejor considerado, supera Chile (39º) y le pisa los talones a Jamaica (23º) y a Trinidad y Tobago (28º), donde la prensa sigue siendo una institución respetada”, dice el informe.

Hay que agregar a esto recientes logros que benefician el periodismo, como las modificaciones realizadas a la Ley de Prensa, que despenalizan el delito de difamación en casos de interés público referido a funcionarios y elimina cláusulas de desacato, lo implica la reafirmación de los periodistas a examinar la conducta de los funcionarios públicos.

En otro orden, la ley de Acceso a la Información Pública aprobada el 17 de octubre de 2008 establece nuevos mecanismos que permiten que cualquier ciudadano pueda solicitar información que se encuentra en manos del Estado y los poderes públicos que cuentan con 20 días hábiles para responder.

El acceso a la información pública es considerado un derecho humano fundamental que establece que toda persona puede acceder a información en posesión de órganos públicos, con un régimen limitado de excepciones, acordes con una sociedad democrática, y proporcionales al interés que los justifica.
Este derecho encuentra sustento en el principio de publicidad de los actos de gobierno y la responsabilidad que los funcionarios públicos tienen frente a la ciudadanía.

La idea que se encuentra detrás de este derecho es que los gobiernos poseen información de la cual no son dueños únicos, sino que ellos actúan sólo como guardianes del bien público. De esa manera, las leyes que regulan el derecho de acceso a la información pública ponen de manifiesto una idea fundamental de todo sistema democrático: los gobiernos son servidores del pueblo, no sus amos.

Aunque no los tiene como destinatarios exclusivos, la ley 18.381 se convierte así en una poderosa herramienta para los periodistas de todo el país: se trata de un recurso efectivo para garantizar el acceso a la información en poder de los organismos públicos y que conviene tener a mano para utilizarla a la hora de investigar o conseguir fuentes confiables y documentales para informar al público.

Estas son las buenas noticias para el ejercicio de la profesión, después están los grandes desafíos y dificultades con los que hay que lidiar día a día, tales como la falta de recursos para la inversión en periodismo y presupuestos para la investigación, el multiempleo, los bajos salarios, la falta de capacitación, la necesidad de adquirir nuevos saberes y capacidades puesto que el escenario donde desarrollamos nuestra tarea ha cambiado y seguirá cambiando en los próximos años en la medida que la tecnología impone nuevos modos de hacer las cosas y las audiencias demandan mayor participación.

Me siento honrada de pertenecer a una generación “visagra”, en el sentido que conoció el mundo antes del Internet, el msn y el videochat. Y que, si quiso, pudo escuchar el relato y las vivencias de los periodistas de la “vieja guardia” –de los que van quedando muy pocos-- en cualquier pasillo de la Redacción, el patio de la radio o cualquier rincón del estudio de grabación.

Antes se aprendía a hacer periodismo en esos lugares: en las salas de redacción, los talleres de la imprenta, junto a los viejos broadcasters y, según me han contado, hasta el bar de la esquina.
En este sentido, creo nos adeudamos en Paysandú recoger esas anécdotas e historias no sólo como un homenaje a una generación de periodistas cuyo legado sería importante tener presente sino porque forman parte de nuestra identidad cultural. Y aquí, hago un alto para recordar al recientemente fallecido Raúl “Toto” Cabillón, conocido de todos y con quien tuve el gusto de compartir alguna larga e interesante tertulia sobre sus años de radio.

Hoy las cosas han cambiado y nuestros jóvenes periodistas, tengan o no la formación académica, carecen muchas veces de la guía y el consejo benévolo de algún veterano experiente que aporte otro punto de vista, un consejo desinteresado, la felicitación ante un trabajo bien hecho o, simplemente la palabra de aliento tantas veces necesaria.

Los tiempos parecen ser más cortos, las exigencias más pesadas, los espacios de autocrítica y debate menos frecuentes y la capacitación cada vez más necesaria puesto que en la carrera de la inmediatez, la reducción de presupuestos o en aras de la espontaneidad es frecuente que perdamos calidad.

En un momento en que la tecnología penetra fuerte y de diferentes formas en nuestras vidas, es importante darse cuenta que no lo resuelve todo. Y que si Internet ha revolucionado la manera en cómo el lector o la audiencia interactúa con el medio de comunicación –haciéndola más rápida, interactiva y generando contenido e información--, exige que el periodismo siga siendo buen periodismo sin dejar de sintonizar con el público.

Nuestra adaptación como periodistas –tanto en formato como temas-- a este nuevo panorama, parece ser fundamental y será una de las batallas principales con que nos toque lidiar.
“El peligro de esta profesión es la rutina y creer que cuando se aprende algo ya lo sabemos todo”, decía el maestro del periodismo Ryzard Kapuscinski.
Y agregaba: “A veces pensamos que el hecho de trabajar en una Redacción nos permite todo y eso no es verdad. Trabajar en una Redacción no es suficiente, lo importante es entender que si se quiere seguir en la profesión se debe estudiar permanentemente y eso es muy duro hoy”.

Conscientes de estos desafíos y las escasas oportunidades de formación en esta área en Paysandú, nuestra institución, el Círculo de la Prensa, asociación civil sin fines de lucro, entre otro objetivos, trabaja en la capacitación permanente como vía de dignificación de la profesión.

Desde la actual directiva, hemos priorizado este aspecto habiéndose desarrollado en el último año varias instancias de capacitación permanente mediante alianzas con la Universidad de la República a través del Centro Universitario de Paysandú, la Asociación de la Prensa Uruguaya y recientemente, el Banco Mundial y organismos especializados en el acceso a la información, facilitando con incentivos económicos la participación de quienes ejercen el periodismo en el interior del departamento y localidades de departamentos vecinos.

Emprender el camino de la mejora continua no es algo que pueda imponerse desde fuera, sino el reconocimiento personal de una necesidad: la búsqueda de la excelencia, entendida como la medida en que uno es capaz desde adentro de construirse su exigencia para sí mismo.

El conocimiento es algo fundamental para el periodismo y nos permitirá estar mejor preparados para tomar las decisiones del día a día, donde cada caso constituye un reto personal que se resolverá según el compromiso que como periodista se tenga frente a los dilemas del propio oficio.

Uno de los periodistas de mayor renombre en Latinoamérica en asuntos éticos, Javier Darío Restrepo, sostiene que la ética es “un impulso hacia la excelencia personal y profesional” y que “por la ética no se preocupa quien está reclinado en el diván de lo mediocre, él no necesita ningún principio ético. En cambio, la gente que se mete en el asunto de la ética se condena a sí misma a una insatisfacción permanente, porque siempre estará buscando lo mejor.
La ética es una fuerza que impulsa hacia la excelencia, no es un llamado para mediocres, no es un llamado para gente que tiene el ánimo derrotado; sino para gente que entiende que la palabra utopía no esta emparentada con la palabra ilusión, sino que las utopías son reales. Y son grandes porque están en la mente de la gente y porque actúan como dinamizadores al ser la meta más alta que el ser humano se propone”.

Se ha dicho mil veces que el periodismo es el cuarto poder. En realidad, el cuarto poder le corresponde a la sociedad y si los periodistas tenemos algún poder es el que reflejamos de la sociedad.

Somos, en principio, servidores públicos. Ahora bien, esta ciudadana o ciudadano común y corriente que ejerce el periodismo tiene, sí, ciertos poderes, que debe manejar con sumo cuidado.

Somos poderosos porque podemos entrar en la conciencia de la gente. No lo digo yo, sino que ya lo decía Pulitzer y otros maestros del periodismo.
Cuando una persona llega a su casa después del trabajo y enciende la televisión para mirar el informativo abre su conciencia a lo que el periodista le diga. Lo mismo pasa con quien compra el diario o enciende la radio…Nadie lo obliga, por propio interés abre su conciencia para que le digamos qué pasó.
Pero además, la gente ve por nuestros ojos. Somos los periodistas los que al cubrir una información reunimos los elementos que conformarán la noticia y luego decidimos qué destacar, qué mostrar, cómo narrar la historia.

Aún sabiendo que la verdad absoluta no existe y los periodistas no somos portadores de la verdad sino que estamos tratando de descubrir las interpretaciones de la verdad que se mueven en la sociedad, la búsqueda de la verdad es un valor ético fundamental en los que reposar el ejercicio de este oficio puesto que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Como vemos, no es fácil explicar qué es ser periodista, pero si es claro lo delicado de nuestra función social y la necesidad de su existencia.

Decíamos al principio que el periodismo es un oficio apasionante y prueba de ello es que a pesar de las dificultades que pueda haber en su ejercicio, aquí estamos.
Si sirve para ilustrarlo, apelo un poquito más a la paciencia que han tenido al escucharme e incluyo una última cita sobre la pasión que mueve al periodista: : “Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida (…) Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente”. (Gabriel García Márquez).

A continuación, los invitamos a colocar una ofrenda floral al pie del Monumento a Artigas. Quizá alguno de ustedes se pregunte por qué una ofrenda allí en el Día del Periodista. Pues bien, Artigas –desde aquí desde Paysandú, en Purificación—impulsó la aparición en Montevideo del Periódico Oriental para “fomentar la ilustración de los paisanos” y como medio para “ver realizado el triunfo de la libertad”.Aunque finalmente no pudo editarse por las dificultades de la época y falta de redactores, en octubre de 1815 apareció el “Prospecto del Periódico Oriental”, que lo anunciaba y establecía sus objetivos: “informar a los lectores y publicar noticias de todos los sucesos que forman la historia de los tiempos en contacto, reproducen las épocas y dan al hombre parte o interés en la sociedad”. Quizá entonces, en su sustancia, las cosas no hayan cambiado tanto…

Carol Guilleminot
23 de Octubre de 2009.

Bibliografía consultada:
“Cuestión de ética”, taller de Etica Periodística. Javier Darío Restrepo, edición para Internet de Oscar Escamilla (Biblioteca de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano).

“El mejor oficio del mundo”, Gabriel García Márquez, palabras pronunciadas ante la 52a. asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa en Los Ángeles, California, el 7 de octubre de 1996.

“Reportero del Tercer Mundo”, relatoría de taller con Ryszard Kapuscinski (Biblioteca de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano).

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